viernes 29 enero 2021
Este 27 de enero se cumplió un año desde el aluvión que afectó a la localidad de El Tránsito, en la Región de Atacama. Ese día de 2020, 16 milímetros de agua que cayeron en 30 minutos ocasionaron el fenómeno que dejó a cerca de 90 familias damnificadas por el barro que entró a sus casas.
Los investigadores del Advanced Mining Technology Center (AMTC) de la Universidad de Chile Santiago Montserrat, Germán Aguilar, Alex Garcés y Albert Cabré están desde 2015 estudiando los aluviones de la zona alta del río Huasco, a partir de distintos proyectos de investigación y un trabajo con la Dirección de Obras Hidráulicas del Ministerio de Obras Públicas. Desde entonces han levantado gran cantidad de información que les ha permitido comprender la génesis de los aluviones y cómo afectan el entorno. El aluvión de El Tránsito es el que tienen mejor documentado, pues contaban con información topográfica detallada anterior al evento y posterior a este. Pocos días después de ocurrido el aluvión obtuvieron nuevos datos de alta resolución, los que fueron obtenidos mediante aerofotogrametría con dron y un escáner LIDAR de alta resolución con el cual se monitoreó algunas de las laderas aluvionadas. “Gracias a que disponíamos de una topografía previa por el trabajo de años anteriores pudimos estimar el volumen depositado por el aluvión y desentrañar cómo ocurrió el flujo aluvional”, cuenta Santiago Montserrat.
En este proceso surgió la pregunta de cómo acciones antrópicas sobre las quebradas y conos aluviales interfieren con la dinámica aluvional. En el caso particular de El Tránsito, la coexistencia de una defensa artificial que protege al pueblo de crecidas del río El Tránsito y un canal artificial que condujo los flujos generados en la quebrada La Plaza en dirección al río, fueron determinantes en las consecuencias del aluvión. “El canal cruza desde la quebrada de La Plaza hasta el río por el sur del pueblo. El canal se vio sobrepasado por el flujo aluvional y por la sedimentación que ocurrió dentro de él debido a las bajas pendientes. Esto produjo que el flujo desbordara hacia el pueblo”, explica Santiago Montserrat. “Los desbordes del canal que llegaron desde la quebrada al pueblo no fueron capaces de conectarse con el río por la existencia de una defensa fluvial para contener crecidas del río El Tránsito. Esta defensa actuó como una barrera para el flujo de la quebrada, no pudiendo conectarse con el río”, complementa Alex Garcés.
A raíz del incidente, los investigadores hacen hincapié en que en la planificación territorial es imperativo tomar en cuenta el riesgo de aluviones. “En El Tránsito el sistema natural sabía cómo manejar estos eventos. Pero a la gente se le olvidó que esa es una zona de aluviones. Los poblados y caseríos no conviven con el río y las quebradas, es como si lo hubieran ignorado. El sector se ha llenado de viñas que han borrado las quebradas, entonces ya no hay conectividad entre las quebradas y el río”, explica Montserrat.
El investigador Germán Aguilar enfatiza que se debe cambiar el enfoque con que se hace ordenamiento territorial en Chile: “En los planes reguladores comunales, uno puede ver ‘peligro de inundación’ o ‘peligro de remoción en masa’, pero obedecen a definiciones muy generales, porque según ellas un aluvión puede ser una inundación, pero también una remoción en masa. Para hacer un buen ordenamiento territorial las definiciones empleadas deben ser actualizadas, estandarizadas y puestas en el contexto chileno, que es muy diverso. Las inundaciones en el norte de Chile son básicamente aluvionales. El mismo concepto de inundación que se usa en Copiapó no puede usarse en Valdivia”.
Resultados de la investigación
Más allá la experiencia de El Tránsito, el trabajo de los investigadores del AMTC en el estudio de los aluviones permitirá una comprensión más amplia de estos fenómenos y sus efectos. Ya han publicado cuatro artículos científicos respecto a los aluviones de marzo de 2015 en el valle del Huasco y Copiapó, y otros dos están en etapa de revisión y preparación. Uno de los artículos publicados logra, por primera vez a nivel mundial, hacer un mapa regional de la erosión durante una tormenta mediante sensores remotos en una zona árida como lo es el Desierto de Atacama. Otros dos identifican y agrupan las características del paisaje que determinan alta susceptibilidad aluvional de quebradas y define cómo se distribuyen distintas oleadas aluvionales durante una tormenta. Finalmente, el más reciente, en prensa, muestra cómo los eventos aluvionales recuperan a los ríos contaminados por la minería, logrando llevar las concentraciones de metales pesados a niveles más parecidos a los que existieron antes de la minería.
Actualmente preparan una publicación que dará a conocer el trabajo de terreno y las consecuencias directas del aluvión que afecto hace un año a El Transito. “En particular se enfatiza el efecto antrópico en la dinámica del aluvión, como calles, casas, parronales, canales, entre otras intervenciones del medio natural. En el futuro, estos datos nos ayudarán a calibrar de mejor forma modelos numéricos y a entender el rol de los distintos elementos del paisaje de un abanico aluvial, incluyendo los antropogénicos, en la dinámica de los flujos aluvionales. Los abanicos aluviales localizados en la conjunción de una quebrada con un río principal tienen la capacidad de amortiguar las crecidas aluvionales hacia río abajo. Esto que podría tomarse como algo beneficioso, tiene una contraparte negativa, ya que gran parte de la población y la actividad económica de estos valles se localiza en estos abanicos, ya que son zonas relativamente planas con acceso a recursos hídricos. Los elementos antrópicos como canales, barreras de contención aluvional y caminos pueden alterar esta dinámica disminuyendo o aumentando el riesgo para estos poblados”, adelanta Germán Aguilar. “La lección más importante que nos dejó el aluvión de El Tránsito es cómo los distintos elementos antrópicos en la cuenca pueden condicionar los efectos que un aluvión tenga sobre la población. Otro aspecto importante fue reconocer el aporte aluvional de distintas cuencas y con ello evidenciar cuáles de ellas pueden causar mayor afección a la población, lo que permitirá generar una adecuada planificación del territorio y guiar las obras de mitigación que se proyecten”, concluye Santiago Montserrat.