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COBRE, DATOS E INTELIGENCIA ARTIFICIAL

miércoles 10 noviembre 2021

Columna publicada por Javier Ruiz del Solar, director ejecutivo del AMTC, en la edición especial «Inteligencia artificial y datos: impactos y desafíos» de Beauchef Magazine (noviembre de 2021).

Sin duda, el cobre se ha convertido en un elemento fundamental en la descarbonización de la economía y, por ende, en la lucha contra el cambio climático. La transición hacia un mayor uso de energías renovables y el aumento en el empleo de vehículos eléctricos requieren cobre, mineral al que se le ha denominado el ‘nuevo petróleo’. También, debido a la necesidad de descarbonizar la economía, existe una tendencia creciente a que el cobre sea de tipo ‘verde’, es decir, producido con altos estándares medioambientales, lo cual incluye muy bajas o cero emisiones, además del respeto a las comunidades locales.

De esta forma, nuestro país se ve enfrentado a una oportunidad y a un gran desafío. La oportunidad es responder a la demanda mundial por cobre verde, manteniendo o incluso aumentando la producción y, al mismo tiempo, profundizando y densificando los encadenamientos productivos. El desafío es cómo mantener o aumentar la producción en un escenario de leyes decrecientes, yacimientos más profundos, escasez hídrica, cambio climático, crecientes estándares ambientales y un mayor empoderamiento de las comunidades que buscan ser justamente escuchadas.

Es importante comprender que la forma de abordar este desafío es por medio del conocimiento, la innovación y las nuevas tecnologías, ojalá creadas en forma local. La Minería 4.0, es decir, la aplicación de tecnologías asociadas a la Revolución Tecnológica 4.0, es clave en este contexto.

El mayor uso de datos y su análisis —mediante técnicas de aprendizaje de máquinas e inteligencia artificial— permite un mejor entendimiento de los recursos geológicos y el descubrimiento de nuevos yacimientos, un mejor monitoreo de los distintos procesos y toma de decisiones en tiempo real, un mantenimiento más eficiente y predictivo de los equipos, el modelamiento integrado y predictivo de distintas operaciones unitarias, y un uso más eficiente de insumos, agua y energía. Por otra parte, una mayor sensorización de las operaciones y el análisis de los datos generados permiten monitorear el impacto ambiental de las operaciones en su entorno (agua, glaciares, emisiones de CO2, relaves, biodiversidad, polvo, etc.), y así tomar acciones correctivas. Finalmente, la automatización y teleoperación de equipos y vehículos, así como el uso de robots y drones, permiten aumentar la seguridad de las operaciones y de sus trabajadores.

En resumen, una mayor sensorización de los distintos procesos mineros permite determinar, en tiempo real, el estado de estos, su impacto ambiental y, por consiguiente, una mejor toma de decisiones. Asimismo, una mayor automatización de los equipos permite que su operación sea más segura y, por lo tanto, más eficiente. De esta forma, la Minería 4.0 nos da la oportunidad de desarrollar una industria que sea al mismo tiempo eficiente y responsable con el medioambiente, las comunidades y los trabajadores.

Desde el Centro Avanzado de Tecnología para la Minería (AMTC) creemos firmemente que los desafíos de la minería nacional deben ser abordados en forma colaborativa por los distintos actores del ecosistema de innovación minera. Los centros de investigación y, en general las universidades, son los llamados a generar conocimiento y desarrollar tecnologías, pero transformar conocimiento y prototipos tecnológicos en productos y soluciones, sin duda, requiere un trabajo fluido y colaborativo con empresas tecnológicas y proveedoras.

Abordar los desafíos de la industria minera requiere no solo grandes empresas mineras de clase mundial, sino que también empresas proveedoras de primer nivel, centros de investigación de clase mundial y un trabajo colaborativo entre la academia y la industria. De esta forma, estamos todos llamados a desarrollar una industria minera responsable y con visión de futuro, que sea un real aporte a la descarbonización de la economía mundial, cuyas operaciones tengan un muy bajo impacto ambiental, que beneficie directamente a sus comunidades, que ofrezca una actividad segura a sus trabajadores y, en consecuencia, de la cual todas y todos estemos orgullosos.